domingo, 4 de septiembre de 2011

DARSE TIEMPO

El tiempo está hecho de la misma esencia que la vida, por eso nuestra existencia depende de cómo nos relacionamos con él. Si aprendemos a darnos tiempo y ofrecemos el nuestro a los demás, ganaremos una vida más intensa y verdadera.
El tiempo es la vida misma y de ahí su riqueza y profundidad. El tiempo es el pasar esencial: "pasa el tiempo", "pasa la vida". El tiempo tiene que ver con los ciclos y, por consiguente, con los "retornos": volver al trabajo, volver a casa, volver a empezar... El tiempo es el "buen momento", El momento oportuno. Y el tiempo es también admirablemente. lo que podemos "dar".
Si el tiempo no se puede poseer igual que se poseen libros o caramelos, ¿cómo se explica qu se pueda "dar" o "tomar"? No es posible como un recurso acumulable o almacenable, porque el tiempo no es algo exterior a la persona, sino que es uno mismo, la vida de uno mismo; esta es su auténtica riqueza. Si das tiempo a los demás, te estás dando a los demás. Si te lo das a ti mismo, te das a tí mismo para ser más tú mismo. Este e el sentido de darse tiempo. El descanso, el recogimiento, la meditación la serenidad... deben facilitar que cada uno sea más auténtico y no se halle medio perdido y disperso. Análogamente, quien de tiempo a otro lo hace para que este crezca, para que al recibir y aceptar tal don, sea mas él mismo.
El dar tiempo no admite ninguna relación de intercambio. Es un don gratuito. Quien da tiempo no espera nada a cambio, ni recompensa ni compensación alguna: no "se da para", sino que simplemente "se da". Es cosa, por tanto no de justicia, igualdad o economiía sino de gratuidad, generosidad y amor.
Es muy simpática y significativa la anécdota que contaba una maestra de primaria: 
"Habiendo sonado ya el timbre que indicaba que la hora del recreo en el patio había acabado, Pablito seguía en la arena, absorto en su juego. Cuando la maestra se acercó a él y le dijo"¡Anda, Pablito, que ya se ha acabado el tiempo|", el niño respondió espontáneamente : "¡Para mí no, señorita, yo todavía tengo|".

Este articulo está basado en "El respirar de los dias" de Josep M. Esquirol.