martes, 13 de noviembre de 2012

EN CUERPO Y ALMA

El otoño está aquí y pronto llegará el invierno. Las horas de luz disminuyen, las puestas de sol parecen alargarse y los cielos se cubren de toda la gama de rojos. Las aceras y los caminos se llenan de hojas que al caer dejan desnudas las ramas de los árboles, fabricando estampas melancólicas. El frío lo encoge todo, invitando a un recogimiento al que nos sentimos llamados, aunque no siempre es fácil o posible. La luz artificial de las farolas y de los escaparates mantiene a raya las prematuras sombras de la noche y nos recuerda que la actividad continúa. Se mantienen los estímulos a nuestro alrededor y los condicionamientos de la vida también, y a menudo les hacemos frente con una energía más nerviosa que física.
Sin embargo, las exigencias nos pillan ahora más "bajos" de lo habitual y es más fácil que cierta pesadumbre se instale en nosotros. Estos son meses propensos a una cierta atonía física, e incluso al pesimismo, la tristeza o la depresión, como bien saben los médicos, y más en circunstancias como las actuales, con una crisis que no cesa y que es como un invierno que parece no tener fin.
Pasear en plena naturaleza y por un entorno agradable nos acerca a los ciclos naturales, eleva el ánimo, favorece la creatividad y fortalece la salud. El único requisito es... Hacerlo en cuerpo y alma.