miércoles, 8 de mayo de 2013

ESCÚCHA

Cuando te pido que me escuches y tú empiezas a aconsejarme, no estás haciendo lo que te he pedido.
Cuando te pido que me escuches y tú empiezas a decirme por qué yo no debería sentirme así, no estás respetando mis sentimientos.
Cuando te pido que me escuches y tú piensas que debes hacer algo para resolver mi problema, estás decepcionando mis esperanzas.
¡Escùchame! Todo lo que te pido es que me escuches, no quiero que me hables ni que te tomes molestiias por  mí. Escúchame, solo eso.
La mayoría de nosotros escuchamos a través de una pantalla de resistencia. De una auténtica escucha nos separan nuestros prejuicios, sean religiosos o espirituales, psicológicos o cientificos; nos separan nuestras preocupaciones diarias, nuestros deseos o expectativas, nuestros miedos, etc. Y con esto como pantalla... ¿escúchamos! Por lo cual, lo que realmente escuchamos es... nuestro ruido, nuesto sonido, no lo que realmente se está diciendo.