jueves, 31 de octubre de 2013

SIN MIEDO A LA MUERTE

Todos hemos vivido o viviremos la experiencia de la muerte de los demás, y nos conmociona especialmente la de nuestros familiares y amigos.
El temor a la muerte es innato en el hombre. Desde que comprendió que los demás son otro yo y que todos pueden desaparecer, se despertó inmediatamente su angustia ante este fenómeno brutal e incomprensible contra el que está totalmente desprotegido.

La mejor estrategia que he elegido para no sentir la angustia de la muerte es aumentar la autoestima, el aprecio por mi vida y todo lo que comporta, como si su completa apreciación fuera un mecanismo que permite llegar a aceptar también la muerte.
Todo lo que sabemos nos enseña que vivir es una oportunidad, a menudo a pesar de la enfermedad y la minusvalía. Creyentes, agnósticos o ateos, lo esencial es la vida que elegimos. Esta puede ser plena y gozosa si respetamos a los demás, si somos altruistas, capaces de ayudar, de comprender y de remediar el sufrimiento de los demás. 

Creo que sobreviviré un tiempo más o menos largo si mi recuerdo, mi impronta, permanece en la mente de algunos. Debemos cultivar siempre la alegría de vivir, apreciar el momento presente, no lamentar el pasado, saber conservar la libertad interior.
En el torbellino de la vida, reservarse un tiempo para uno mismo, para la reflexión o la meditación, es indispensable.
Gilbert Lagrue. Su testimonio forma parte de "Los secretos de los psicólogos" editado por Christophe André

domingo, 27 de octubre de 2013

EL DINERO Y LA MATERIA

 Los aspectos materiales de la vida son los que frecuentemente la hacen más pesada, los que esclavizan más, sea en forma de hipoteca o en las necesidades del consumo. Muchas personas  cargan con bienes de todo tipo y, sobre todo, con la necesidad de mostrarlos y el miedo a perderlos. Llevar a la espalda un saco y aferrarse a él en la vejez es un tema clásico: soy lo que he conseguido acumular. Sabemos que el cementerio es el campo de la igualdad y aun en él intentamos distinguirnos...
Vivir así es vivir de alguna manera fuera de la física de la materia, tal como hoy se
conoce. Lo que parece sólido, dicen, no son más que un conjunto de átomos que se mantienen cerca con una estructura determinada durante cierto tiempo. Esa es la mecánica de nuestra vida. Lo importante son las vivencias que tenemos en una casa, no si esa casa es de propiedad o alquilada. Lo único nuestro y que nadie nos puede quitar son las experiencias vividas bajo ese techo, lo compartido allí. Los ladrillos fueron de alguien antes y serán de otra persona después. Quienes habiten ese espacio lo decorarán de un modo dispar y llevarán un estilo de vida único. Por eso, si las piedras hablaran mostrarían ante todo lo maravilloso y sencillo de la vida.
Cuesta admitir socialmente que la riqueza está hecha de materia tan ligera como las experiencias, aunque en su fuero interno todo el mundo lo presienta o lo sepa. Sin embargo, adoptar ese criterio de riqueza tiene muchas ventajas. Incluso permite tratar la riqueza material de otra manera: efímera como la propia vida. Permite dar valor a algo tan inmaterial y volátil como el amor, capaz de dar un vuelco a vidas que parecen totalmente asentadas. Las deudas pesan. Por eso cancelarlas y evitarlas en el futuro debería constituir una prioridad, no una esclavitud. Si se tienen, conviene elaborar una lista y establecer un plan con las posibilidades reales para asumirlas, contando con que difícilmente se resolverán en poco tiempo. Si eso se revela imposible hay que visualizar un nuevo escenario, por catastrófica que sea la situación, y empezar a vivir con un nuevo guión. De hecho, mientras estamos vivos nada ha concluido, incluso la ruina puede ser otro motor de evolución. En ocasiones no tener nada que perder es una oportunidad para simplificar la vida y ser libres.

viernes, 18 de octubre de 2013

MEDITAR EN LA CIUDAD

Encontrar momentos de silencio interior no depende del lugar donde nos encontremos, sino de entrenar nuestra capacidad de atención plena.
Quien más quien menos ha logrado instantes de paz mental en la naturaleza, con el sonido del mar, de los pájaros. Quizá algunos de esos momentos han sido meditativos: la mente concentrada en una sola cosa. Lo aparentemente difícil es integrarlos en el día día, y en la gran ciudad.




Cuando empezamos a meditar, partimos de la idea de que vamos a buscar un estado de tranquilidad, de bienestar, consideramos que para alcanzarlo tenemos que encontrarnos en un medio acorde, como el silencio. Pero en la ciudad podemos enfocarlo de otro modo, sustituyendo la frase "Voy a buscar un estado de tranquilidad" por "Voy a abrirme a lo que hay. A lo que, sencillamente, es".
Todo está hecho de la misma realidad. Lo que pretendemos con la meditación es pasar del mundo mental al de la experiencia. Lo podemos lograr en cualquier circunstancia. El mundo mental etiqueta conceptos("ruido","coche","taladro","trafico"), pero logramos meditar cuando nos olvidamos de ellos.
Gaspar Hernández

domingo, 13 de octubre de 2013

COMUNICARSE SIN VIOLENCIA

Cuando somos conscientes de cómo nos comunicamos, vemos los tics del lenguaje o los prejuicios con que a veces teñimos la realidad. Las palabras, y sobre todo la escucha atenta, brindan un campo inmenso de posibilidades para cultivar lo mejor de uno mismo.
 Cada persona es un mundo en sí misma y a la vez está unida a las otras. Esto implica que para disfrutar de relaciones armoniosas es necesario que reine la paz en nuestro interior. "Sé tú el cambio que quieres ver en el mundo", dijo Gandhi. Tratarse a uno mismo de una manera diferente a la habitual supone un acto revolucionario. ¡Miremos cómo nos hablamos cuando actuamos de una manera que no nos gusta! ¡Con qué estrechez de miras podemos percibir entonces las situaciones! Por eso es tan importante aprender a cultivar un actitud de escucha y de comprensión auténtica.
PILAR DE LA TORRE

jueves, 3 de octubre de 2013

LA TRAYECTORIA VITAL

Fijarse en qué hace uno mismo y en qué hacen los demás para afrontar las situaciones complicadas y animarse a probar nuevas estrategias con actitud de explorador es la clave para ampliar los propios recursos y aprender con ello. Nada de todo eso resulta posible sin la acción y sin asumir retos vitales.
 Conviene recordar que nadie puede transitar por la vida sin desgastar sus zapatos -ni siquiera la piel de un recién nacido está intacta-. Vivir conlleva, inevitablemente, acumular cicatrices en la piel del alma; heridas de antaño que dan fe de dificultades, obstáculos, retos que la persona ha afrontado para seguir adelante, desarrollarse, crecer. Considerados en su conjunto, estos desafíos otorgan, además, la oportunidad de alcanzar cierta sabiduría.
Begoña Odriozola (psicologa)