viernes, 18 de octubre de 2013

MEDITAR EN LA CIUDAD

Encontrar momentos de silencio interior no depende del lugar donde nos encontremos, sino de entrenar nuestra capacidad de atención plena.
Quien más quien menos ha logrado instantes de paz mental en la naturaleza, con el sonido del mar, de los pájaros. Quizá algunos de esos momentos han sido meditativos: la mente concentrada en una sola cosa. Lo aparentemente difícil es integrarlos en el día día, y en la gran ciudad.




Cuando empezamos a meditar, partimos de la idea de que vamos a buscar un estado de tranquilidad, de bienestar, consideramos que para alcanzarlo tenemos que encontrarnos en un medio acorde, como el silencio. Pero en la ciudad podemos enfocarlo de otro modo, sustituyendo la frase "Voy a buscar un estado de tranquilidad" por "Voy a abrirme a lo que hay. A lo que, sencillamente, es".
Todo está hecho de la misma realidad. Lo que pretendemos con la meditación es pasar del mundo mental al de la experiencia. Lo podemos lograr en cualquier circunstancia. El mundo mental etiqueta conceptos("ruido","coche","taladro","trafico"), pero logramos meditar cuando nos olvidamos de ellos.
Gaspar Hernández