viernes, 31 de enero de 2014

LA CAPACIDAD DE ASIMILAR

Cada vez que respiramos tenemos la oportunidad de sentir qué tomamos de la vida y qué nos gustaría dejar atrás.
El dióxido de carbono cierra el paso al oxígeno en las células; toca, pues, desprenderse de él. Pero también tenemos hábitos, actitudes o pautas de pensamiento que suponen una carga. En ocasiones incluso nos hacen daño o repercuten en quienes nos rodean.
Nuestras células son maestras en ese proceso al incorporar el aire y los nutrientes que precisan. La psique lo hace a su vez, al integrar hechos y situaciones, conocimientos y experiencias. En ambos casos hay que cribar, transformar, sustituir... Todo ello nos conduce a experimentar cierto tipo de unidad, sea con la naturaleza que nos nutre o con la conciencia que nos anima. Elegir lo que mejor nos sienta sin sobrecargarse con toxinas o rencores es todo un arte.