lunes, 26 de enero de 2015

UN CAMINO PERSONAL

Cuando un periodista le preguntó al Dalái Lama qué le sorprende más, él respondió: “El hombre. Porque vive como si no fuera a morir y muere como si no hubiera vivido”.
Podemos vivir sin darnos cuenta de lo importante o lo esencial, acaso culpabilizando a la sociedad, los grupos de poder, la educación, la tecnología, Internet... y llegar a la vejez enfadados, doloridos, rígidos, frustrados, quejosos.
Eso coexiste con la tendencia a buscar el sentido de la vida, el crecimiento personal o la espiritualidad mediante todo tipo de experiencias. Vivimos en una explosión de ideas, conocimientos e informaciones, a menudo polarizados entre el malestar y la satisfacción. Cada persona debe discernir el camino más auténtico para ella.
WEN-HSIU HU WEN

miércoles, 14 de enero de 2015

SER UNO MISMO

Es cierto que la vida no solo la vivimos, también la pensamos. Con frecuencia escuchamos a personas de 70 o de 80 años decir que, a pesar de que saben qué edad tienen, por dentro siguen sintiéndose como aquellos jóvenes veinteañeros que fueron. La vida no solo la vivimos, también la pensamos. Y para darle un sentido importante, es necesario ser conscientes del tramo de vida que transitamos, darnos cuenta de que en cada tramo las energías cambian como también los proyectos, los deseos, los objetivos, los valores. Hay un momento para “comernos” la vida y otro para ir más ligero. Lo importante es caminar cada tramo siendo honesto. Y sabiendo quién eres, apartando la cobardía que te impide darle a la vida lo que tienes para darle. A veces es una cuestión de aceptar los propios límites. Y eso suele costar mucho de asumir.
Jorge Garriga (terapeuta)

sábado, 3 de enero de 2015

CELEBRAR LA VIDA

Cada día es igual y distinto a los demás. Dura las mismas horas, pero lo que en él sucede es irrepetible y valioso. Hay días especiales -regalos del destino o consecuencia de nuestro esfuerzo- que brillan con luz propia: a veces algo tan extraordinario como el nacimiento de un hijo, o simplemente un instante feliz en el lugar más insospechado.
Pero junto a lo imprevisto, hay días especiales marcados en el calendario que, generalmente en modo colectivo, nos invitan a tener determinada actitud. Son las fiestas.
Todas las culturas, desde la más remota antigüedad, tienen sus días festivos. En primer lugar están las celebraciones de carácter sagrado, de las que derivan la mayoría de las fiestas tradicionales. De la misma manera que un templo supone delimitar un espacio que tendrá un significado especial, la fiesta supone un palacio construido en el tiempo.
Otra de las características de la fiesta es que no se trabaja. El trabajo, necesario para muchos fines, ha sido visto por el ser humano como una especia de castigo. De manera que lo importante entonces es recuperar el valor del juego, de lo lúdico en el sentido de no tener otra finalidad que el hecho mismo de producirse. Volver, de alguna manera, a la espontaneidad del niño.
Se trata, en definitiva, de celebrar en el interior de cada uno, y en el grupo del que se forma parte, los aspectos más importantes de la vida, como son la alegría, el amor o la esperanza.
Daniel Bonet