miércoles, 24 de agosto de 2016

VIVE DESPACIO, VIVE MEJOR

¿Como es que vamos todo el día “con el turbo puesto” y apenas tenemos tiempo para nada? El mundo rápido en el que vivimos nos ofrece un billete de ida hacia la extenuación. Para el planeta y para quienes lo habitamos. Pero ¿existe otra manera de vivir, más plenamente? Sí, la hay y te proponemos que te unas a su pequeña gran revolución, silenciosa y sosegada.

Mientras el resto del mundo sigue rugiendo, una amplia y creciente minoría está inclinándose por no vivir con el motor acelerado al máximo. En cada actividad humana imaginable, desde el sexo, el trabajo y el ejercicio hasta la alimentación, la medicina y el diseño urbano, esos rebeldes hacen lo impensable: crear espacio para la lentitud. Y una buena noticia es que la desaceleración surte efecto. Resulta que hacer las cosas más despacio suele significar hacerlas mejor: salud, trabajo, familia, cocina, sexo... Todo mejor cuando se prescinde del apresuramiento. Pero el movimiento Slow no se propone hacer las cosas a paso de tortuga. La filosofía de la lentitud podrá resumirse en una sola palabra: equilibrio. Actuar con rapidez cuando tiene sentido hacerlo, y ser lento cuando la lentitud es lo más conveniente. Ser Slow significa que uno controla los ritmos de su vida y decide qué celeridad conviene en un determinado contexto, reivindicando el derecho a establecer nuestros propios tempos. Afirman que podemos vivir mejor si consumimos, fabricamos y trabajamos a un ritmo más razonable.
Carl Honoré